viernes, 7 de diciembre de 2012

MADRID 1605 de Eloy M. Cebrián

El libro
Erasmo —un excéntrico profesor jubilado, entusiasta de la literatura de los Siglos de Oro— convence a su ex alumna Pilar para que emprendan una aventura en apariencia desquiciada: encontrar el manuscrito del Quijote cervantino. Para ello habrán de seguir un relato donde se narran las vicisitudes de un tal Miguel de Cervantes, el robo de su novela sobre un hidalgo de La Mancha y la intervención en el asunto de otro escritor llamado Lope de Vega. Pero lo que parecía ser una apacible indagación entre bibliotecas y bibliófilos pronto se convertirá en una peligrosa aventura de final imprevisible. Alguien más se halla sobre la pista del manuscrito, y parece dispuesto a todo para conseguirlo...

15,5 x 23 cm.
584 Páginas
Rústica Hilo
I.S.B.N.: 978-84-9877-821-2
Código: 2962346
17,31IVA no incluido
18,00IVA incluido
Noviembre 2012


Autores
Eloy M. Cebrián.......................
Francisco Mendoza....................

Un libro de Literaria.algaida.es

El libro empieza asi.....
CAPÍTULO I
El milagro de santa Wiborada
Erasmo López de Mendoza, profesor jubilado y bibliófilo en activo, había salido de caza. En el reloj de la Puerta del Sol acababan de dar las doce. El centro de Madrid era un torbellino de funcionarios en busca de su café de mediodía, de turistas japoneses armados de sonrisas blanquísimas y sofisticadas cámaras digitales, de chorizos dispuestos a aligerarlos de sus cámaras —y aun de suscarteras— al menor descuido. Las bocas del metro devoraban y regurgitaban viajeros a centenares. La caravana del tráfico avanzaba con parsimonia de caracol, emponzoñando el aire con los gases de
los tubos de escape. El centro de Madrid era un monstruo de rostros y voces, de ruido y humo. Pero Erasmo permanecía ajeno a toda aquella furia, inmóvil en su puesto de vigilancia, concentrado en la única y compleja tarea de acechar a su presa sin ser visto.
La presa que Erasmo había elegido este jueves era la librería de viejo de Juan Maestre, un antiguo conocido al que el bibliófilo dudaría entre clasificar como cómplice o como enemigo.
En honor a la verdad, Maestre le había proporcionado algunos de los ejemplares más valiosos y delicados de su colección. Con un gruñido de placer, el bibliófilo evocó su Historia de la linda Magalona (Burgos, 1521) con una nota autógrafa de don Hernando Colón, y también su ejemplar en perfecto estado del incunable Fasciculus temporum, de Werner Rolevinck, el primer libro español impreso con grabados, volúmenes ambos que por sí solos justificaban toda su biblioteca y provocarían la envidia de sus rivales bibliófilos (suponiendo que estos sospecharan que los poseía). Erasmo ignoraba cómo semejantes joyas habían acabado en manos de Maestre, y a decir verdad prefería
seguir ignorándolo. Sabía de sobra que muchos de los libros más valiosos llegaban al mercado tras una serie de transacciones dudosamente legales. Con todo, su pasión por los libros era mucho más sólida que sus escrúpulos, aunque estos aún le asestaran a veces algún que otro pinchazo en la conciencia.
No en vano Erasmo había sido seminarista de joven, y aunque hacía muchos lustros que su fe se había evaporado, todavía se tenía por un hombre de principios. Pero ¿qué mejor modo
de acallar la conciencia que no indagar jamás sobre la procedencia de los libros que adquiría? Además, cualquier escrúpulo se desvanecía cuando se encerraba en su biblioteca y, tras desconectar el teléfono y activar la cerradura electrónica de seguridad, recorría con la vista los anaqueles hasta localizar un ejemplar concreto, y luego lo tomaba con delicadeza, aspiraba su aroma remoto a antigua sabiduría, acariciaba su encuadernación (tal vez un delicado trabajo en piel de estilo plateresco)
como si se tratara de la epidermis de una hermosa joven, y luego depositaba el libro en el atril y, tras enfundarse los guantes de algodón, procedía a pasar sus hojas con el mimo con que se maneja a un recién nacido, leyendo aquí y allá, o simplemente contemplando las minuciosas capitulares, o el elaborado colofón, o extasiándose ante la nitidez y elegancia de la tipografía o la textura del papel, tan flexible y fragante como si la obra estuviese recién impresa. Siempre que recordaba los valiosos ejemplares que lo aguardaban en la oscuridad de su biblioteca, experimentaba un calor en lo más íntimo que solo podía tener un origen. Sí, aquello tenía que ser amor. Y ante tan noble y hermoso
sentimiento, ¿quién se dejaría detener por los escrúpulos?.....................,


UN LIBRO INTERESANTE PARA TODOS LOS AMANTES DE LA NOVELA HISTÓRICA..AVENTURAS...BUSQUEDAS DE CODIGOS SECRETOS..UY ME DA QUE ESTE LIBRO ME VA A ENCANTAR!!

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