En La Vieja Familia, el primer libro de la saga Los Longevos de Eva García Sáenz de Urturi, nos sumergimos en una historia que trasciende el tiempo y nos ofrece una fusión fascinante de ficción histórica, misterio, romance y ciencia. Publicado inicialmente en 2012, este libro fue una apuesta independiente que rápidamente capturó el interés de los lectores por su original enfoque sobre la inmortalidad y la carga emocional que esta conlleva.
La premisa de la novela gira en torno a Iago del Castillo, un hombre que ha vivido más de 10.000 años sin envejecer. Junto con su familia, formada por otros longevos, Iago ha logrado ocultar su extraordinaria longevidad a lo largo de milenios, cambiando de identidad y lugar para evitar levantar sospechas. Sin embargo, las tensiones dentro de la familia son tan antiguas como ellos mismos. Algunos de sus hermanos, cansados de perder seres queridos a lo largo de los siglos, desean compartir su secreto y formar una nueva estirpe de longevos, mientras que Iago y su padre, Héctor, están decididos a impedirlo.
A esta trama principal se le suma Adriana Alameda, una arqueóloga especializada en la Prehistoria que acaba de regresar a su ciudad natal, Santander, para ocupar un puesto en el Museo Arqueológico de Cantabria. Adriana no solo está enfocada en su nuevo trabajo, sino que también está decidida a desentrañar el misterio detrás del suicidio de su madre, ocurrido quince años atrás. A través de su investigación, su vida se cruza con la de Iago, y a partir de ahí, surge una atracción poderosa que ambos intentan resistir.
Uno de los aspectos más atractivos de La Vieja Familia es cómo la autora maneja la perspectiva de personajes que han vivido miles de años. A través de los ojos de Iago y Héctor, el lector puede explorar distintos periodos históricos, desde la Prehistoria hasta la actualidad, siempre con una sensación de autenticidad que respalda la extensa investigación de la autora. Eva García Sáenz de Urturi nos invita a reflexionar sobre el concepto de tiempo y sobre cómo cambia nuestra percepción de la vida, el amor y la muerte cuando el paso de los siglos es parte de la cotidianidad.
La novela se estructura de forma dinámica, alternando capítulos narrados desde el punto de vista de Iago y de Adriana. Esta dualidad en la narración permite al lector conectarse con ambos personajes y descubrir tanto el misterio que rodea a los longevos como los secretos personales de Adriana. Además, este enfoque contribuye a crear un ritmo narrativo ágil, que mantiene el interés del lector a lo largo de las casi 600 páginas de la novela.
Lago del Castillo
El personaje de Iago del Castillo es particularmente intrigante. A pesar de su increíble longevidad y su inmenso conocimiento, se presenta como un hombre atrapado entre dos mundos: el de la ciencia y el de la vida familiar. Por un lado, es el “cerebro” de su familia, el que lleva la carga de encontrar la clave genética detrás de su longevidad, pero por otro, es un hombre profundamente herido por las pérdidas emocionales que ha sufrido a lo largo de los milenios. Iago es el claro ejemplo de cómo la longevidad no garantiza la felicidad; al contrario, parece aumentar el sufrimiento.
Adriana
Otro personaje que destaca en la novela es Adriana. Ella representa la frescura y la humanidad que contrasta con la existencia casi sobrehumana de los longevos. Su vida, aunque corta en comparación con la de Iago y su familia, está llena de traumas y preguntas sin respuestas. Su búsqueda de la verdad sobre la muerte de su madre es tan relevante como la búsqueda de Iago por entender su propia naturaleza. A través de Adriana, el lector puede identificarse con las preguntas existenciales sobre la muerte y el legado, lo que aporta una capa más emocional y cercana a la trama.
Elementos importantes en la novela.
Uno de los elementos más potentes de la novela es la exploración de la inmortalidad como un don y una maldición. García Sáenz de Urturi plantea cuestiones profundas: ¿Qué significa vivir eternamente? ¿Cómo afectaría la inmortalidad a las relaciones humanas, a las estructuras sociales, a los sistemas de poder? En lugar de idealizar la longevidad, la autora muestra el lado oscuro de esta condición. Los longevos no son inmortales en el sentido estricto de la palabra; pueden morir por accidente o enfermedad, pero nunca envejecen. Esto significa que deben enfrentar la pérdida de seres queridos una y otra vez, lo que genera una profunda angustia emocional. Algunos personajes, como Kyra, una de las hermanas de Iago, están dispuestos a crear una nueva estirpe de longevos para evitar este sufrimiento, aunque eso implique sacrificar la ética.
Escenario
El escenario de la novela también es digno de mención. La acción se desarrolla principalmente en Santander, en el Museo de Arqueología de Cantabria, donde Adriana comienza a trabajar. La autora consigue crear una atmósfera envolvente, y sus descripciones detalladas de la ciudad y del museo añaden un nivel de realismo que facilita la inmersión del lector en la historia. Además, el uso de elementos de la Prehistoria y la arqueología le otorgan a la trama una profundidad cultural e histórica que enriquece la lectura.
Interesante
Un aspecto interesante de La Vieja Familia es cómo la autora introduce sutiles toques de ciencia ficción a través de la trama científica que rodea la longevidad. Aunque gran parte de la novela se centra en el drama humano y familiar, la búsqueda del gen que otorga la longevidad le añade un toque moderno y tecnológico a la historia. Esta mezcla de géneros –histórico, científico, romántico y de suspense– es una de las claves del éxito de la novela, ya que logra atraer a un público diverso.
Estilo narrativo
En cuanto al estilo narrativo, Eva García Sáenz de Urturi tiene una prosa ágil y envolvente. Sus descripciones son detalladas pero no excesivas, lo que permite que el lector se sumerja en el mundo de los longevos sin sentirse abrumado. Además, la autora sabe mantener la tensión narrativa, dosificando la información y los giros argumentales de manera que siempre quede algo por descubrir. La química entre Iago y Adriana también está bien construida; no se trata de un romance fácil ni superficial, sino de una conexión que se va desarrollando de manera gradual, con obstáculos emocionales y psicológicos que añaden profundidad a su relación.
Resumiendo.
En resumen, La Vieja Familia es una novela que ofrece una experiencia de lectura rica y variada. No es solo una historia sobre la inmortalidad, sino también sobre la pérdida, el amor y la búsqueda de sentido en un mundo en constante cambio. La combinación de historia, ciencia y suspense le da una frescura única en el panorama de la ficción contemporánea. Además, plantea preguntas universales sobre el paso del tiempo y cómo este afecta nuestras vidas y nuestras relaciones. ¿Es posible encontrar la paz cuando el tiempo no es un factor limitante? ¿Qué precio estaríamos dispuestos a pagar por la inmortalidad?
Conclusión
Si te gustan las novelas que combinan géneros y que te hacen reflexionar mientras te mantienen enganchado a la trama, La Vieja Familia es una lectura que no debes dejar pasar. Eva García Sáenz de Urturi ha creado un universo literario original y fascinante, y los personajes de Iago, Adriana y el resto de la familia Del Castillo seguramente permanecerán contigo mucho después de que hayas terminado el libro.
Así que, si aún no has leído La Vieja Familia, te recomiendo que te sumerjas en esta saga. Y si ya la has leído, no dudes en compartir tus impresiones. ¿Qué te ha parecido la forma en que se trata la inmortalidad? ¿Te identificaste más con Iago o con Adriana? ¡Déjame tus comentarios!
- "Somos el tiempo que nos queda."
Esta cita, que aparece al principio del libro, es una reflexión poderosa sobre la fugacidad de la vida y el contraste con la longevidad de los protagonistas. A lo largo de la novela, este concepto se convierte en una constante interrogación sobre el valor del tiempo para aquellos que no envejecen. - "¿Quién se fía de la calma?"
Esta frase de Iago refleja su desconfianza hacia los momentos de tranquilidad, ya que su larga vida le ha enseñado que, en muchas ocasiones, la calma precede al caos. Es una muestra de la tensión y el misterio que rodea a los longevos y su existencia. - "Todo el mundo sueña con no morir nunca, pero ¿y si esa longevidad extrema se generaliza?"
Iago plantea este dilema filosófico sobre las implicaciones de la inmortalidad no solo a nivel personal, sino a nivel social. La inmortalidad, lejos de ser un don perfecto, podría alterar el equilibrio de las sociedades humanas de formas imprevisibles. - "Vivir para siempre no significa necesariamente vivir mejor."
Este pensamiento, repetido a lo largo de la novela, encapsula uno de los temas centrales del libro: la inmortalidad como una carga emocional. La longevidad no siempre es sinónimo de felicidad, y el sufrimiento acumulado a lo largo de los siglos puede resultar una condena. - "La arqueología es la ciencia que estudia lo que ya no está. La historia de la humanidad contada a través de lo que ha desaparecido."
Adriana, como arqueóloga, reflexiona sobre su campo de estudio, trazando un paralelismo entre su trabajo y la vida de los longevos, quienes están destinados a desaparecer sin dejar rastro, a pesar de haber existido durante milenios. - "No somos inmortales, solo longevos. Y, créeme, eso no es un consuelo."
Esta declaración resume la amarga realidad de los personajes longevos. No envejecen, pero son vulnerables a la muerte de otras maneras, lo que intensifica su fragilidad emocional y su relación con el mundo.
Estas frases no solo son clave para entender la trama, sino que también invitan a reflexionar sobre el tiempo, la mortalidad, y el valor de la vida.
UNA NOVELA 🌟🌟🌟🌟🌟🌟
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