EL LIBRO
A principios del mes de diciembre del año 1608, una joven francesa, llamada María de Ximildegui, cruza la frontera con Navarra. Lo hace huyendo de las persecuciones inquisitoriales llevadas a cabo por el jurista Pierre de Lancre en la región del Labourd, donde proliferan los casos de brujería. En un acto de piedad, la esposa de un molinero de Zugarramurdi la acoge en su casa como sirvienta. Sin embargo, tarde comprenderá María que ha venido a caer en las redes de una diabólica secta a la que pertenece su nueva dueña, quien la obligará a participar de un conventículo de sorguinas cuya única finalidad es adorar a los dioses paganos y entregarse al placer mundano de los rituales druídicos, que todavía persisten en las tierras altas de Navarra. Para romper las cadenas que la unen a la secta de brujas, a María sólo le queda una salida: acogerse al perdón de la Iglesia Católica y denunciar a sus compañeros de akelarre. A partir de ese momento, tras las primeras acusaciones, se pone en marcha el mayor proceso inquisitorial en la Historia de España; donde fueron encausados más de cinco mil sospechosos, entre niños y adultos, y que culminó con la detención de 53 personas que serían acusadas por delitos de brujería en el Auto de Fe de Logroño, celebrado en el mes de noviembre del año 1610. No obstante, los inculpados contarán con la ayuda de uno de los miembros del Tribunal Inquisitorial, el licenciado don Alonso de Salazar y Frías, el cual habrá de defender la inocencia de los reos hasta el final, luchando con todas sus fuerzas para descubrir qué oscuros propósitos se esconden tras las delaciones de algunos de los vecinos. Aunque, desgraciadamente, y a pesar de un arriesgado esfuerzo por salvarles la vida, no podrá impedir que varios inocentes purguen en la hoguera unos pecados que jamás habían cometido. Ésta es la auténtica historia novelada de las brujas y brujos de Zugarramurdi, pobres gentes que fueron víctimas de un complot urdido entre los poderes locales y la Iglesia Católica, con el fin de salvaguardar los intereses de los señores feudales de Navarra. Una historia inolvidable… una historia que tenemos la obligación de recordar.
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