El arbolito que no sabía crecer.
Erasé una vez, un arbolito que no daba frutos al crecer. El arbolito siempre estaba triste, era joven y todavía no daba frutos, por tanto, no conocía su identidad. Pasaba el tiempo y el pequeño arbolito seguía sin crecer.
Un día, nuestro protagonista despertó con una hermosa manzana colgada de una de sus ramas, y más tarde le comenzaron a salir más y más, descubriéndose a sí mismo como un manzano.
Desde entonces el arbolito aprendió que la paciencia era muy importante.
Fin
Dedicado a Carlos Ordenes Pincheira
Un día, nuestro protagonista despertó con una hermosa manzana colgada de una de sus ramas, y más tarde le comenzaron a salir más y más, descubriéndose a sí mismo como un manzano.
Desde entonces el arbolito aprendió que la paciencia era muy importante.
Fin
Dedicado a Carlos Ordenes Pincheira
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Cuentanos que te ha parecido..